Era una tarde amena, con café y pensamientos que vagaban de un lado a otro. Se miraban amablemente. El humo del tabaco parecía acercarles mas, fomentando la intimidad. Ella parecía hablar para ella misma, a veces olvidando que su acompañante poseía una mente ajena a ella, y que por ende era incapaz de seguir el hilo de sus pensamientos. Aseguraba ser un alma libre y dispuesta a vivir. Refería la atrocidad de algún día llegar a definirse, ya que ello la limitaría. Como si la definición excluyera la flexibilidad.
Su compañero la veía tranquilamente, era evidente que ella simplemente no quería ver, sin embargo, él solo estaba ahí como espectador y sabía que no era el momento para intentar hacerle ver. Nadie que no sea capaz de aceptar que hay cosas que no logra ver, puede escuchar y asimilar comentarios externos.
Por su parte él pensaba en lo que implica definirse. Había sido incluso todo un proceso para el, le había tomado un par de años y había llegado a una definición. Claro, dicha definición se encontraba siempre abierta a cambios, era flexible y se adaptaba a las circunstancias de la vida y a nuevas interacciones.
Había construido su propia definición poco a poco. Aquello había acentuado su identidad: reconocía qué eventos, personas, relaciones, habían impactado en su personalidad positiva y negativamente. Había identificado al menos algunas cosas que habían favorecido a sus inseguridades, miedos y dificultades. Lograba ver las distintas tendencias a manejar las dificultades de la vida, favorables y otras no tanto.
Ahora tenía la certeza de saber quién es: sus aspectos positivos y negativos, de lo que es capaz y también todas sus limitaciones. Sabía la forma en que tendía a ver a las personas: generalmente como personas buenas, no obstante, sabía que en ocasiones llegaba a distorsionar un poco: en momentos tenía terror de sentir que no fuera a ser suficiente para otros, que lo fueran a dejar. Y la importancia de definirse radicaba en que sabía qué es era una distorsión suya, no la realidad. Y el conocer eso de él mismo era un amortiguador y organizador de su realidad…
La veía frente a el con una mirada suave. Pensaba en su propia historia y el camino que recorrió para conocerse de verdad. Había sido en momentos doloroso, pero ahora en retrospectiva agradecía cada segundo. Ahí estaba su acompañante: segura de que era valiente y fuerte. Era cierto, pero había tanto que no quería ver, o simplemente no podía ver aún. Quizá, no definirse le ayudaba a no reflexionar sobre ella misma y todas sus experiencias, lo cual sería demasiado doloroso. Quizá, simplemente no era su momento para verse de frente realmente. Quizá, algún día llegaría a definirse y comprender su mundo interno a profundidad. Por el momento, solo quedaba escuchar y sonreír…
-B

Escribes súper bien!!
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Miiiiil gracias!
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Reblogueó esto en RELATOS Y COLUMNAS.
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Lo de ayer, lo de hoy, lo de mañana, tres maneras distintas para descubrirse en el espejo. Un abrazo.
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❤
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Definir es reconocer, también descartar posibilidades. Profundo y sentido.
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claro, tambien descartar. ❤
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Me encanta!! 💜🖤❤️
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