Aceptar y entender la subjetividad de la otra persona no implica renunciar a la propia.
Etiqueta: verso
Fantasías
Somos dueños de nuestros actos, pero no de nuestras fantasías.
Reflexión: una persona no es solo una persona
Y es que muchas veces lo difícil es lograr distinguir lo que representa esa persona para nosotros. No puede ser tan sencillo, no siempre es la persona en si, sino todo aquello que hemos depositado e imaginado casi sin darnos cuenta.
Un persona no es solo una persona.
Y es que los seres humanos somos tan curiosos, al grado de depositar en aquellos conocidos y desconocidos, nuestros anhelos y fantasías como nuestros miedos e inseguridades. Todo aquello que hemos aprendido, o no, a esperar del mundo.
Y entonces, en el peor y más terrorífico de los casos, quizá no querías a esa persona por lo que era, sino por lo que habías creado en tu mente y representado sobre aquella persona.
Y quizá, solo quizá, esperabas recibir un inmaduro apoyo incondicional, una validación, un rescate de alguna sensación intangible que jamás te logró satisfacer completamente, la ilusión de algo mejor.
Quizá sólo era un bonito sueño.
–Blueberry

No hay interpretaciones
Lo que hemos interpretado de nuestra vida, incluyendo las personas, situaciones, no puede ser la realidad objetiva.
Las interpretaciones que podemos dar se basan en la forma en que fuimos aprendiendo a ver y a entender nuestro alrededor.
-Blueberry
Cataclismo
Un cataclismo interno que resultó en una irrupción de la fantasía y el orden natural de aquellas circunstancias imprevistas.
Un cataclismo y un re-imaginar
–Blueberry

Microrrelato: Fluir
Ya le había dado vueltas suficientes. Lo había intentado innumerables veces. Incluso lo había justificado tratando de darle alguna explicación.
Pero en el fondo ahora sabia que jamás hay salidas o soluciones fáciles.
Todos hablaban de dejar expectativas y dejar todo fluir. Fluir. Decían que solo así las cosas llegarían en su momento y la situación encajaría a la perfección. La vida, las relaciones, el trabajo…
Pero ya lo había intentado tanto y no funcionaba. ¿Que dejar todo fluir
no involucra el abandono de la responsabilidad? ¿Y el dejar las expectativas no involucra dejar metas y planes concretos?
Casi como si la vida arreglara y organizara todo mágicamente. Magicamente.
«Fluir» conlleva una fantasia mágica, una distancia con la realidad, con uno mismo y los otros. Una condena a la decepción.
Y es que las cosas no son resultado únicamente del azar. Las cosas suceden porque las imaginamos y porque nos responsabilizamos de ello. El futuro se construye tras planearlo, organizarlo y adaptarse a las situaciones.
La vida no fluye, avanza. Las cosas no se van acomodando, nosotros las vamos creando y organizando.
Y ahora, después de bastante camino podía tener la certeza que no
deseaba una vida, una relación o una amistad que fuera fluyendo; deseaba construir y planear, necesitaba hacer que aquello que esperaba realmente sucediera, manteniendo un equilibrio entre su
auto exigencia y los límites reales.
–Blueberry

Las historias que nos contamos
“Todas las historias que nos contamos sobre nosotros mismos son elaboraciones secundarias, tejidas a partir de una amplia y variada gama de fragmentos de la vida psíquica pasada y presente: deseos y anhelos, fantasías y percepciones, esperanzas y temores”
El dolor no enseña a quien no escucha
«Si realmente el sufrimiento da lecciones, el mundo estaría poblado sólo de sabios. El dolor no tiene nada que enseñar a quienes no encuentran el coraje y la fuerza para escucharlo».
–Freud
Insoportablemente vivo
A veces hay muertos insoportablemente vivos…
Microrrelato: De recuerdos confusos
Había pasad ya tanto tiempo que los recuerdos eran confusos, pero lo que se negaba a quedar atrás eran las sensaciones que se habían despertado desde entonces, nada agradables. Era imposible pensar que en eso se resumía el trauma, sensaciones que ni siquiera tienen una imagen clara, solo lo que generó.
Ya había pensado en todo y el resultado siempre terminaba en lo mismo, una desolación poco comprendida. Sin embargo, de lo que sí estaba seguro era de la improbabilidad de borrar todo rastro de aquel trauma. Solo quedaba vivir con el. Y ahí todo se ponía más complicado porque entonces surgía la indecisión de querer vivir así. ¿Valdría la pena? ¿Tendría un objetivo? ¿Sería la correcto?
Ya era demasiado tarde para continuar hablando. La gente no lo entendía y otros pocos daban las mismas respuestas genéricas. Así era la gente, pocas veces sabían qué decir y recurrían a respuestas comunes y socialmente aceptables. No ayudaba en nada, ni siquiera a sentirse sentido.
Aunque ya no era tan intenso el dolor, sí que pesaba. Pesaba seguir sintiéndose inadecuado, poco, sin suficiente valor. Las lágrimas sabían a lo mismo, ya no sorprendían ni despertaban gran cosa más que la costumbre. Quizá así sería esta vida.
No podía borrar todas aquellas escenas dolorosas de su vida y su pasado, solo quedaba aceptarlo, abrazar los poco recuerdos y lo que dejó a su paso. Quizá algún día nuevas escenas aparecerían y lo harían más entendible.
Quizá algún día miraría por primera vez…