Reflexión: No puedes amar una máscara

¿Alguna vez te has cuestionado si esto es lo que quieres estar viviendo? ¿Estás satisfecho con tu día a día, cuando no puedes publicar lo que haces o tienes? ¿Qué te pone la piel de punta? ¿Qué hiciste hoy por darte gusto a ti, sin decirle a nadie más? ¿En qué piensas cuando estas atorado en el tráfico y no tienes como esconderte de ti mismo?

 La autenticidad, una palabra que resuena dentro del conjunto de las representaciones mentales impuestas por nuestra sociedad, que constituyen el mundo que conocemos como hoy. Un hoy tan completamente inmerso en la necesidad de validación, que pensamos que la normalidad del ser humano es estar en constante búsqueda de la respuesta gratificante de los otros hacia nosotros. De esta forma creemos que conseguiremos lo que se conoce popularmente como la «felicidad». La validación se vuelve tan adictiva que es la prioridad absoluta que rige nuestras vidas, escondiendo hasta de nosotros mismos nuestra verdadera identidad, esencia, o lo que se conoce en la psicología analítica como el «self».

Buscamos en otros la aceptación que deberíamos darnos a nosotros mismos. Y aquí renunciamos a nuestra libertad. En esta lucha por alcanzar lo inalcanzable, nos desintegramos, y parece ser que hay una constante de patologías conocidas como depresión, ansiedad, adicciones y otras, con mayor o menor gravedad, pero con la misma raíz: las representaciones mentales de nuestro “self” con respecto al otro.

Tenemos que aprender a dejar de crear patrones adictivos con las personas, así como con cualquier otra cosa que nos haga sentir bien momentáneamente. Dejar de conformarnos con situaciones que cuestionan nuestro valor por recibir de vez en cuando esa validación temporal. Desacostumbrarnos a la sensación de felicidad efímera, que fácilmente se quiebra en mil pedazos, cuando la dejamos en manos de algo externo.

Estamos condicionados a formar una imagen interna de nosotros mismos de acuerdo al juicio del otro y sus calificaciones vacías, basadas en las propias carencias de quien califica. Juzgamos a través de nuestras propias inseguridades. Lastimamos a través de nuestro propio dolor. Le tenemos tanto miedo a la vulnerabilidad que preferimos crear un falso sentido de seguridad basado en el reconocimiento que obtendremos al tratar de perseguir los ideales de perfección inalcanzables, a los que parece ser que todo mundo quiere llegar.  Desde la persona con la que decidimos estar, la profesión que decidimos ejercer, hasta dónde, cómo y con quien decidimos invertir lo más preciado que tenemos que es el tiempo.

 La comparación es la peor forma de autoagresión que te puedes hacer a ti mismo. Esta compulsión tóxica que tenemos nos devalúa internamente de forma que dejamos de reconocer nuestro sentido verdadero del “self”, y es ahí cuando muere la autenticidad, y con ella tu amor propio. El amor que te tienes a ti mismo, es tu concepción o “schema” de lo que entiendes por amor. Si este es en base a una compulsión inconsciente o búsqueda de validación, el mundo exterior responderá inconscientemente de la misma forma hacia a ti.

“Conocernos”; entender nuestro “self”. Llegar a ello toma dedicación, toma tiempo y sobretodo, atrevernos a cambiar el foco hacia adentro. A soltar lo que nos sostiene superficialmente, y dar pie a la seguridad que adquieres al ser responsable de tu propia felicidad, retomando el poder de ti mismo. Reaprender lo que es gozar. Disfrutar.

 El amor propio no es estar orgulloso de tu red social, pertenencias materiales, puesto de trabajo, sueldo, persona con la que eliges compartir tu vida, status social, etc. Todas esas son máscaras baratas y mecanismos de defensa que esconden a lo que tanto le tienes miedo. Al aceptar finalmente que la realidad de ti no es lo que pretendes ser, sino lo que hay detrás.

Todos tenemos una historia, con errores e imperfecciones, algunos más grandes que otros, pero finalmente las emociones se viven igual. El ideal de perfección es una ilusión. Hoy lo único que es real, es la persona que está aquí sentada leyendo esto, producto de esa historia. La verdadera naturaleza del ser humano es la vulnerabilidad. La eterna búsqueda del reconocimiento y aceptación de tu imperfección única. Esa es la autenticidad, y el amor propio nace invariablemente de ella. No puedes amar una máscara.

No puedes amar una máscara.

Tú, ¿Qué máscaras crees llevar?
¿Qué máscara has dejado ya atrás?

-Claudia Verónica Martínez

Este artículo que comparto el día de hoy es producto de mi amiga, colega y compañera de maestría; que conozco desde hace algunos años. Compartimos el gusto por muchas teorías, enfoques y técnicas psicodinámicas. Espero puedan comentar qué les parece.

 

41 comentarios sobre “Reflexión: No puedes amar una máscara

  1. La conciencia de las emociones y,sobre todo,a su génesis es básico para afrontar quién somos y desprendernos de esa máscara a la que alude Claudia. Pero, parece claro que sin ciertas «máscaras» o mecanismos de defensanuestra mente podría sufrir una crisis psicótica, de lo que se deriva que la toma de autoconciencia y el desvelamiento de la génesis emocional de la que a menudo nosprotegemos, no puede hacerse solo, unomismo, sin elsoporte de alguien que nos ayude a comprender y asumir nuestra historia.

    Le gusta a 4 personas

    1. Tocaste un aspecto muy importante. Claro, sí, los mecanismos de defensa son esenciales. Sin embargo, depende cuál es el, o los mecanismos que utilicemos. Están los mecanismos más funcionales y de alto nivel que nos ayudan a tolerar las vivencias dolorosas. Sin embargo, hay algunos de bajo nivel y más primitivos. Ahí está el problema. Gracias ❤

      Le gusta a 1 persona

  2. Me quedo con «La comparación es la peor forma de autoagresión que te puedes hacer a ti mismo». Lo más triste es que no nos damos cuenta de que lo hacemos, por eso es tan maravilloso poder soltar el piloto automático y vivir conscientemente. Cuando me di cuenta de que me comparaba constantemente fue muy duro, fue muy triste ver el daño que me infligía a mí misma. Pero gracias a ese darme cuenta pude empezar a generar amor y autocompasión.
    También estoy de acuerdo en que es importante buscar apoyo y personas que nos acompañen en ese proceso. Gracias por compartir.

    Le gusta a 4 personas

  3. Todos llevamos nuestra mascara que es tan original como inversamente proporcional a nuestro gusto por las modas. Ahora que si queremos ser exclusivos nuestra mascara puede acabar siendo una caricatura de nosotros mismos.
    Acoger, que no imitar, tendencias y asociarlas a nosotros mismos puede ser el injerto que nos haga la mejor mascara de nuestra personalidad sin excesos de apariencia ni carencias de visión por narcisismo.

    Saludos

    Le gusta a 3 personas

  4. Un punto de vista sobre el tema del YO bajo una perspectiva que no me había planteado.
    Media vida siguiendo el Manual para la Felicidad, después unos años buscando donde me perdí y quien era para, finalmente, deshacerme y perder todo (pareja, hogar, trabajo, todo) lo que tenía para llegar al punto que, gracias a las dos (un abrazo de agradecimiento) acabo de encontrar. Dejar de buscar la palmadita en la espalda y disfrutar de lo único que realmente tengo, yo…

    Le gusta a 4 personas

  5. Muy interesante el artículo. Gracias por compartirlo. Toca varios aspectos que yo creo que casi todos nos cuestionamos en algún momento de nuestras vidas. El apego, la aceptación de nosotros mismos y esa aprobación que buscamos de los demás. De ahí el uso de máscaras. Y por eso amo la poesía, porque es esencia y permite desnudar el alma, prescindir de esas máscaras, y aceptarnos tal y como somos. Al menos en la búsqueda está la vida. Mi enhorabuena a ambas por traernos estas reflexiones.

    Le gusta a 4 personas

  6. Un artículo fatídicamente interesante. Se me presenta como un ciclo sin fin. La sociedad te empuja a realizarte siguiendo unos patrones preestablecidos, en cuanto te desvías de los mismos eres juzgado y te autoengañas asimilando aquello que te es impuesto y tomándolo como tuyo. ¿Crees que seremos lo suficientemente fuertes para ser capaces de romper la rueda? ¿Crees que se podrá mitigar el efecto de las redes sociales en estos ámbitos? Gracias por haber compartido la reflexión de tu compañera. Un abrazo, has conseguido un nuevo seguidor. Te leo.

    Le gusta a 3 personas

    1. Por supuesto que creo que somos lo suficientemente fuertes, pero sobre todo, capaces de romper esa rueda. No es fácil, eso está por hecho, pero creo que se puede. De igual forma disminuir el efecto de las redes sociales. A fin de cuentas, las redes sociales ya son parte de la sociedad, no las podemos ignorar o sacar de nuestra vida, ahí están, pero podremos vivir en equilibrio.
      Mil gracias y saludos enormes!

      Me gusta

  7. Me encanta, «lo más preciado que tenemos es el tiempo», concuerdo con ello. Una de mis creencias más grandes es que el único recurso con el que siempre disponemos es el ahora, y es desde ese ahora donde podrás accionar y crear lo que quieras. El pasado sucede en el ahora, al igual que el futuro, si no fuera así no tendrían ese nombre. Y me gusto también lo que dice acerca de la autenticidad, acerca de como al compararte pierdes tu propio ser. A nuestro ego el encanta jugar con nosotros, ¿no crees?

    Le gusta a 4 personas

  8. Me encanta la profundidad del artículo. Como seres individuales, dentro de tu círculo próximo las máscaras son innecesarias.

    Sin embargo, en mi opinión en determinados trabajos es imprescindible, tener una máscara si quieres progresar. Te adaptas o te quedas anclada. Por ejemplo, al escribir.

    Le gusta a 4 personas

    1. Mil gracias por leer. Creo que, diferente a las máscaras, todos tenemos roles en nuestra vida. Nuestro rol como estudiante, colegua, amigo, hijo, pareja, etc; y mediante esos roles nos adaptamos. Las máscaras van más allá y más profundo. Un saludo enorme!!

      Le gusta a 1 persona

  9. «La comparación es la peor forma de autoagresión que te puedes hacer a ti mismo»
    No podría estar más de acuerdo, es algo de lo que estoy consciente pero que aún sigo haciendo cuando me descuido. No hay nada más hiriente que verse a uno mismo como fracasado por ver como los demás hacen o logran cosas con las que uno sueña sin siquiera sentarse a pensar que cada cual es distinto y que de igual modo, cada cual lleva su propio ritmo dependiendo de sus circunstancias.

    Me gusta

  10. Me ha encantado el artículo, sin duda tu amiga lleva toda la razón. Vivimos detrás de lo que queremos aparentar ser con el único objetivo de gustar a los demás, y nos olvidamos de nosotros mismos, de lo que nosotros queremos como individuo. Es difícil cambiar una sociedad que ha funcionado así desde que tengo uso de razón, pero sin duda has hecho pensar a más de uno compartiendo este texto.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario